domingo, 19 de julio de 2009

Dear Mr President

Esta canción no tiene desperdicio.
Pink me encanta y sobretodo cuando nos sorprende con grandezas como esta =D
Disfrutadlo!!
(Os la dejo con Subtítulos)
No consigo enlazarlo diréctamente, asique os dejo el enlace hasta que aprenda T.T
http://www.youtube.com/watch?v=g8yasoBCJ0Q&eurl=http%3A%2F%2Fwww.tuenti.com%2F&feature=player_embedded

domingo, 12 de julio de 2009

La Chiica deL metRo


Bueno esta es una historia que escribio mi amiga Estre y está muy bien. Es un poco larga pero vale la pena hacer el esfuerzo ;D.



La chica del metro


Subí al metro en mi odiada, y excesibamente temprana, hora de volver a casa. No me gustaba
nada volver tan pronto, no solo por el echo de ser una burla para mis amigos, sino porque era
extraño ver a un chaval de mi estilo por el metro a esas horas y las miradas me acusaban
constantemente.
Cuando no me tocaban parejitas besuconas, eran pandas del inserso o madres con niños, que en
su mente rezaban para que su hijo no saliera skater de adolescente como yo.
Hoy casi le pierdo, cosa que me encanta porque tengo excusa para bajar las escaleras con el
monopatín, alarmando a todas las viejas y a algún segurata que otro.
Por suerte, me ha tocado un vagón bastante vacío.Solo a mis padres se les ocurre mudarse a las
afueras, (hay que joderse).
Subía y bajaba gente entre parada y parada. Fiché unos cuantos rastas que bajaban en la estación principal, unos góticos que llegaron al parque central y poco más. El ambiente era hoy
agobiantemente tranquilo y aún me quedaba viaje para rato.
Miré a las puertas, como en cada parada, para ver quién subía y me sorprendió ver a una chica.
De verdad era un gran acontecimiento pues a esas horas, que en verano aún brilla el sol con ganas, ningún adolescente tocaba el metro.
Me hizo gracia y en cierto modo me alivió que mis padres no fueran los únicos neuróticos con
toque de queda y no reprimí una risita que pareció oir.
La chica cruzó el vagón y al oirme giró la cabeza hacia mi solo un segundo, tiempo suficiente
para pillarme mirándola. Pero ella siguió andando y se apolló contra una pared aún habiendo
asientos libres, al igual que yo que estaba con mi patín en una de las barras del centro.
Su gesto fue indiferente cuando me miró, tal vez algo sorprendido por mi risita a destiempo
cuando el vagón estaba en su cotidiano silencio, pero sus marrones ojos brillaron a pesar de su cara seria. Fue extraño.
Llevaba los cascos como todo ser viviente en esta ciudad, y por supuesto me incluyo en esa
descripción, y no tenía rasgos de otros estilos. Vestía vaqueros y ropa normal pero aún así a mi me llamaba la atención.
Puso un pie sobre la pared cuando la máquina arrancó y miró silenciosamente los carteles de en
frente, como todo buen usuario de este transporte.
Disimulé mirando por la ventana y me tapé con la gorra sin perderla de vista para poder volver a ver sus atrayentes ojos, pero no me miró más.
Pasaron varias paradas y la chica seguía sin mirarme. Era extraño las chicas nunca se hacían de
rogar, pero ahora era yo el que la obvserbaba sin conseguir respuesta.
¿Sería así como pensaban las que me miraban a mi? No, eso es difererte. Yo soy... Bueno, soy yo.
Hora de poner el cerebro en marcha. Llamaré su atención y tendrá que girarse a mirarme.
Aquello no sería dificil, un plan simple y efectivo.
El patín se "resbaló" de mis manos aunque no había planeado el rebote que calló sobre el pie de
un señor ni la bronca que me caería después.
Me disculpé como un tonto y cuando volví a mirar vi algo mejor que sus ojos. Su risa se oía por
encima de los gritos del señor y me perecía que iluminaba el subtrraneo vagón, pero por desgracia, no gracias a mi. Había dejado de mirar las paredes y ahora parecía estar jugueteando con su móvil.
Todas las personas de este vagón me habían mirado, ya fuera al entrar yo o ellos, pero esa chica
se resiste y no lo entiendo.
No se puede negar que estoy bastante bien y ellas suelen mirarme y sonreir como tontas.
Reconozco que es divertido y engorda el ego una barvaridad, por eso me raya que esta ni me huela.
¿Qué se habrá creido esa niñata? Ni que ella fuera espectacular, de echo, es bastante normalucha, sí, sin nada especial... ¿Y si es así, por qué estoy ansioso de ir y hablarle con mi mejor sonrisa?
A lo mejor tiene novio. Sí, seguro que es eso, pero una miradita no hace daño a nadie. ¿Eso
significa que es fiel? ¡¡Mierda, así me gusta más!!
Su silencio me causa más curiosidad aún. Quiero acercarme y preguntarle tal vez si ese mensaje es
de un gracioso chaval que la tiene encandilada, mi rival...
¡Pero qué digo! No puedo estar pensando esto en serio, se me va la olla, todo por el silencio de
una simple chica del montón, del montón de las especiales... Pero eso es un montón igualmente.
¡¡Qué contradicción!! No me cuesta pensar que es fea y sin interés, lo que me cuesta es creer lo
que digo por mucho que piense que es verdad. Me siento imbécil.
¿¿Será esto que me gusta?? No, ya me han gustado chicas antes y no era así, además, no es mi
tipo. Las otras eran guapas e impactances y no hacían que me comiera el tarro así. Sin duda es otra cosa. A lo mejor me suena de haberla visto antes... No, no cuela, no puedes mentirte a ti mismo. Sé
que no la he visto antes.
Un fuerte empujón me hizo salir de mis estúpidos pensamientos que ya rayaban lo caótico y
casi darme de morros contra la barra a la que me agarraba. Enseguida, y casi como un acto reflejo me giré para empezar a echarle la bronca al tio que tal empujón me había metido cuando vi que se trataba de un grupo bastante numeroso de estrangeras rubias.
Como todo buen adolescente, no sé distinguir si son inglesas, alemanas o polacas y, por
supuesto, me da igual. Mi cerebro las autoclasifica como “estranjeras rubias” y en ocasiones, en
algún fichero más privado, pero no ahora. Ahora solo son tres extranjeras de largo pelo y claros y
brillantes ojos que me miran sonrientes a la vez que dicen “perdón” con un gracioso acento. Y creo que puedo empezar a asustarme por usar la plabra “solo” en mi pensamiento anterior. ¿Solo?
¿SOLO? ¡Venga! ¿Cuantas veces te vas a ver en una de estas, campeón? Sin embargo, tengo unas
ganas enormes de que paren para poder apartar la mirada y seguir mirándola a ella...
...Pero ella ya no estaba...
¿Pero qué...? ¿Donde está? ¿Se ha bajado? Por favor, que solo se haya sentado en otro sitio...
Pero una simple mirada por la ventana me sacó de sopetón de cualquier mínima esperanza de que ella siguiera allí.
Se había bajado, sin siquiera mirarme, sin dejarme acercarme o poder sacar el valor para
hablarle. Se había bajado. ¡Pero escúchate! ¿Acaso eso te importa? Pareces tonto, tonto, tonto... Y lo soy. Tonto porque me niego a mi mismo que esa chica tenía ese algo. Tonto porque para ella no he sido nada y, sin embargo, creo dificil olvidar su risa. Tonto porque ahora este vagón me parece vacío aún habiendose llenado en la última parada. Simplemente, tonto...
Solté la barra y me dirigí a uno de los ahora escasos asientos libres. Me sentía impotentemente
triste, tal vez, hasta solo en aquel concurrido vagón. Y, además, me odiaba por sentirme así. La
máquina pego un tirón con el que casi me caigo y sin siquiera proponermelo, acabé casi sobre el
cristal de la ventana, cara a cara con quien pensé que ya había salido de mi vida para siempre. Y sé que así habría sido, porque, al fin y al cabo, no pasaba de ser una desconocida que no había
mostrado interes ninguno en mi, pero justo ahora, justo en ese momento, tuvo que mirarme.
No fue sin quiere. No cruzamos miradas por error. Me miraba fijamente a unos dos metros del
tren y su boca se debatía entre seguir seria y sonreir, lo que la hacía tener una encantadora forma y gracia a su gesto. Por fin estaban allí esos brillantes ojos marrones. Lo que llevaba esperando simples minutos que me parecieron horas de dudas, y sin embargo ahora preferiria no haberlos visto.
Nada más fui consciente de quien me miraba, supe que ya no podría sacarle de mi cabeza.
Hubiera preferido su indiferencia y poder olvidarle a gusto, pero ahora era diferente, ahora sabía
que no fui un viajero más en ese metro, pero aún así, tampoco sería nada más que eso.
El tren empezó a coger velocidad y nuestras cabezas giraron para no perder la mirada del otro
que se negaba a apartarla. En apenas tres segundos había sentido más cosas que en tres meses
enteros, y como ya había previsto en ese tiempo, ahora me quedaba la nada. Tal vez el gusto de
poder decir que fui correspondido en ese extraño sentimiento que aún no sé calificar, pero ¿para qué quiero saber que ella también me vio como algo más? ¿Para que me cueste más aceptar qué no volveré a saber de ella? Y cada pensamiento me hace pensar que mi estado mental empeora. Con tanta sensiblonada, tal vez me esté volviendo gay. ¡No seas imbecil! Si estás triste por una chica...
Triste por una chica. Esas grandes desconocidas que crees que puedes conseguir porque estás
bueno, y sin embargo, quedan a años luz... Cada vez las entiendo menos. ¿Ahora resulta que esto es amor? ¿Y todo por qué? Porque no me miró en el tren. Es culpa suya. Quiso hacerse la interesante, o simplemente, no llamar mi atención y me ha jodido bien.
Otro pisotón me alertó de que aún seguía medio tirado contra el cristal, y gracias a mi lentitud y
empanamientp, sin sitio para sentarme. ¡Genial! Otra media horita de nada de pie aguantando este trasto con ruedas y el calor que da esta gorra, y en casita como nuevo...


miércoles, 8 de julio de 2009


Pues eso, esta va dedicada a mi Niña-Pajita y copropietaria del blog, que aún no se ha estrenado xP porque el martes se va a hacer un tatuaje en l muñeca, unas huellas, y el miércoles la ponen el aparato. En ambos casos me gustaría estar con ella, pero esta semana estoy a dos horas y media de distancia en bus, asique... =S La he hecho esto para que sepa que cuenta conmigo ;-)